24 de diciembre de 2009

EDUCANDO CON LA TV,

Dadas las fiestas he aprovechado para hacer un desayuno en familia. Mis hijos me han pedido poner la TV, la verdad no me hacía gracia, pero he accedido.
He observado la serie que veían, parecía algo intranscendente, de adolescentes, pero me ha llamado la atención.
¿Qué era lo que me llamaba la atención? Se trataba de hacer un concurso para el que había que estudiar mucho, como un concurso de cerebritos. En esas que para prepararlo les aparece, a los protagonistas, un profesor con una idea novedosa. Menos estudio y más práctica, hacer más atractivo el estudio a través de juegos de cartas, fiestas de disfraces, caracterización de la época.
Aprenden mucho, pero no adquieren los conocimientos necesarios para responder a una serie de preguntas que obedecen más a un estudio memoristico que a un verdadero aprendizaje.
Como no podía ser de otra forma, pierden el concurso.
Pero ellos reconocen que han aprendido mucho, aunque no se sepan nombres, fechas, sí que perciben y entienden lo que significan esos acontecimientos, lo que supusieron esos hechos.
Es todo un ejemplo de lo que debería ser la TV, algo que nos complemente en la educación de nuestros hijos.

23 de diciembre de 2009

DESPEDIDA Y CIERRE.

El pasado día 17 de noviembre, viernes, me "dieron puerta" como se diría en lenguaje coloquial.
Sin previo aviso, cuando se nos había convocado para otros menesteres, se me informa, mejor dicho, se nos informa a otros dos compañeros y a mí, que no se confia en nosotros y que inmediatamente debemos incorporarnos a nuestro puesto de trabajo.
Diecinueve años después y con todo el sacrificio hecho me dicen que no confían en mí.
Para colmo alguien a quién tenía aprecio, me dice que es como si alguien pone los cuernos a la mujer y encima alardea de la amante. Me parece de muy mal gusto el ejemplo. Piensan muchos que la persona es infiel por naturaleza, pero hay personas que somos fieles en aquello en que creemos, en lo que nos demuestra afecto y que nos quiere, pero no lo somos con quién te da una patada en el culo y encima te dice que te has ido de casa porque has querido, que nadie te ha echado.
Solo me faltaba que me intenten convencer de que yo soy el culpable de todo lo que me ha ocurrido.
Ver para creer.
El problema no lo tengo yo, no me cuesta volver a mi puesto de trabajo, me costará adaptarme, seguramente, pero no me da ningún miedo. No me van a callar, haré caso a aquellos que el otro día visitando una localidad de Barcelona me alentaban para seguir, que ellos vendrían conmigo.
Ahora el problema lo tienen otros, veremos que tal lo hacen.